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martes, 16 de junio de 2015

DICCIONARIO SERIÉFILO: 5 TÉRMINOS IMPRESCINDIBLES (2ª parte)

Hay una larga lista de términos y vocabulario específico que se aplican a las series de televisión. Muchas veces se confunden unos con otros y en otras ocasiones, desconocemos directamente qué significado tiene un término concreto. Si la televisión americana se caracteriza por algo es por tener un nombre para todo. Aquí va la segunda ronda de vocabulario seriéfilo imprescindible.

Binge-watching: 

Según el diccionario Oxford, binge-watch es un verbo que significa “ver múltiples episodios de un programa de televisión en una rápida sucesión, típicamente mediante DVDs o reproducción digital“. Pero, ¿de dónde viene esta expresión y por qué se ha hecho tan famosa?

En términos generales, “binge” significa “atracón”, y previamente al uso del binge-watching existían dos expresiones muy utilizadas con la misma raíz, uno con atracones compulsivos de comida (binge-eating) y otro con la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas (binge-drinking). Aunque no fue hasta 2013 cuando el binge-watching se convirtió en una expresión típica del día a día de la mayoría, la palabra tiene su origen en los años 90, cuando el fandom televisivo aún era muy reducido.
Por aquel entonces, con internet en pañales, el binge-watching se reducía única y exclusivamente al visionado maratoniano de series en DVD.

Con el nacimiento de Netflix y otras plataformas online en los últimos años, la expresión ha tomado una nueva dimensión, pero sigue teniendo el mismo trasfondo, el de ver todos los episodios de una serie o temporada seguidos en un corto periodo de tiempo.
Fue en 2013, con el auge de las series de producción propia de Netflix y el estreno de todos los episodios de la temporada el mismo día, cuando la expresión se ha extendido como la pólvora y es utilizada de forma coloquial en cualquier conversación. Tanto es así que Diccionarios Oxford la nominó a Palabra del Año, aunque finalmente perdió frente a “selfie”. Orange is the New Black, House of Cars y anteriormente Breaking Bad y Lost, son ejemplos de éste termino.

 Hate-watching:

En abril de 2012, la crítica de televisión de The New Yorker, Emily Nussbaum, publicaba un artículo titulado “Hate-watching ‘Smash’”, en el que explicaba todas las razones que habían convertido a la serie de NBC en un desastre, liquidando de un plumazo la promesa de algo interesante presentada en el piloto. Después de enumerar todo lo que estaba mal en ‘Smash’, desde el poco carisma del personaje de Karen Cartwright a los giros totalmente culebroneros de la trama, apuntaba algo interesante:
“Me doy cuenta de que mi vehemencia es ligeramente sospechosa. Quiero decir, ¿por qué me esfuerzo en ver una serie que me cabrea tanto? De algún modo, obviamente estoy difrutándola”.
Éste es el quid de la cuestión cuando se habla del hate-watching, un término que tiene una difícil traducción al castellano en una sola palabra, y que podría explicarse como “ver algo que odias para criticarlo”, o “verlo para odiarlo”. Hace algún tiempo ya hablábamos de este modo de enfrentarse a la televisión, más referido a los realities, pero hay un punto que se mantiene cuando trasladamos el fenómeno a las series; hay una intención negativa en el espectador, una predisposición a criticar todo lo que vea. Si esa intención no existe, ya no es hate-watching, sino un placer culpable. En USA el programa American Idol se llevó la palma pero en series destacan Gossip Girl, Smash, The Newsroom, Homeland,  Como conocí a vuestra madre o incluso The Walking Dead.

 Backlash:

El palabro que hoy nos ocupa está cada vez más presente como consecuencia de la sobreexposición crítica que ha llegado de la mano de las redes sociales, los blogs y el exhaustivo seguimiento del segundo a segundo¿qué significa “backlash”?

El primer factor es la sobreinformación. La ruptura en las barreras de la comunicación global ha hecho que cada vez se conozcan más detalles sobre todo lo que se produce. El quién-qué-cómo-cuándo elevado a la enésima potencia. Y todo en una dinámica entre público (que demanda) y cadena (que ofrece encantada) cada vez más acelerada donde el flujo de información está alcanzando niveles que irremediablemente afectan a cómo el espectador más entregado se sienta a ver las series. Ahora sabemos todo. Si un actor estará o no en la próxima temporada, si un creador ha sido despedido o si una serie nueva ha parado su producción para reescribir guiones. Conocer esta información de antemano influye en las expectativas que nos creamos de una serie, expectativas que, de no ser cumplidas, generarán rechazo o, directamente, provocarán que el espectador se acerque a un episodio con recelo.

Y dentro de esta sobreexposición mediática de los productos televisivos encontramos al universo crítico. La burbuja del éxito en cuanto al backlash se refiere no es una mera cuestión de audiencia sino un maremágnum de títulos que se convierten en los esenciales del momento, series que reciben todas las atenciones y están en boca de todos. Y es esa calidad de “esencial” la que acaba siendo la perdición de muchas series, que ven cómo espectadores que nunca pasarían de su tercer capítulo, se suben al carro de la tendencia esperando en la sombra el momento en el que un pequeño bajón abra la puerta de la crítica y se desate la corriente de odio. Porque el backlash no es sólo una reacción individual, es la representación de un sentimiento colectivo de rechazo hacia una figura concreta, sea persona, cadena o serie; una corriente que, además, se convierte en tendencia, creando una espiral del silencio y ahogando las opiniones positivas.

Showrunner:

Designa a la persona responsable del trabajo diario en una serie y encargada de que, creativamente, dicha serie mantenga una dirección coherente en todos sus aspectos. Suele ser el jefe último del programa que responde únicamente ante los ejecutivos de la cadena y en la serie se le reconoce como productor ejecutivo. Lo más común es que sea un guionista y, además, el creador o co-creador de la serie, aunque esto no tiene por qué ser siempre así.

Efectivamente, es la persona a la que tenéis que idolatrar/odiar porque está detrás de vuestra serie favorita/odiada.

 Procedimental:

 Dícese de las series cuyos episodios son autoconclusivos, con historias que se abren y se cierran en el mismo capítulo. Como ejemplos de series procedimentales tendríamos muchas de abogados o policíacas, donde los capítulos se basan en un caso diferente cada semana. Esto no quita para que no encontremos arcos más largos dentro de la serie, pero por lo general, sus episodios siempre presentan la misma estructura tipo (se descubre un muerto-se busca al malo-se pilla al malo). Ejemplos serían Bones, El Mentalista, NCIS, CSI, Castle, The Glades, Elementary.

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